No podía ser bueno..
No encontró nada, al menos nada relacionado con su salud física. Harold suspiró profundamente, con expresión tensa por el dolor, mientras su mano se detenía a medio movimiento antes de alcanzar la de Paula. Ella no podía ignorar la forma en que su otra mano permanecía detrás de su espalda, ni la gravedad de su mirada. Fuera lo que fuese, no podía ser bueno.

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La confesión de Harold
"Paula -empezó, con voz firme pero inusualmente formal. Eligió su nombre deliberadamente, evitando cariños como "cariño" o "querida", una elección que hizo saltar inmediatamente las alarmas en la mente de Paula. "Llevamos juntos cuarenta años, pero desde hace algún tiempo me he dado cuenta de que yo..." Su voz vaciló mientras buscaba las palabras adecuadas, mientras Paula se quedaba helada, con el corazón hundido. Esto no podía estar pasando.

La confesión de Harold